a crowd of people walking down a street holding flags

América Latina Contra el Genocidio de Israel

Los gobiernos de América Latina han asumido una mayoritaria posición de condena hacia el crudo genocidio que cometen las fuerzas de ocupación israelíes contra la población civil en la mayor prisión a cielo abierto del planeta, la Franja de Gaza.

Y sí, no es para nada un sensacionalismo o exageración. Luego de la retirada de las fuerzas de ocupación del enclave costero en 2005, que dejo a Gaza bajo la administración de la Autoridad Nacional Palestina y tan solo un año después tras las elecciones parlamentarias los extremistas de HAMÁS  sorpresivamente y contra los pronósticos le arrebataron el dominio del enclave a la Autoridad Nacional Palestina que en ese entonces ya lideraba el veterano político Mahmud Abás.   

Desde entonces, la Franja de Gaza es una prisión a cielo abierto. Nadie entra o sale sin el correspondiente permiso de las autoridades israelíes, cuya retirada nunca se hizo del todo efectiva. Continuaron señoreando sobre esas tierras, incursionando con violentas asonadas, asesinando a niños, mujeres y ancianos.

Justamente antes de la brutal ofensiva lanzada por el grupo islamista HAMÁS el 7 de octubre del 2023, las Naciones Unidas lanzaban una advertencia sobre el peligro que encerraba la política de hostilidad de las Fuerzas Armadas de Israel contra todos los territorios palestinos y en especial contra la Franja de Gaza. E incluso el mayor beneficiario de Israel, el gobierno de los Estados Unidos alerto al gobierno del Primer Ministro Benjamin Netanyahu de la desproporcionada utilización de la represión contra el pueblo palestino, que para ese momento se había saldado con más de 100 muertos en apenas tres meses, muertos que fueron baleados mientras se desplazaban por las calles, desarmados y sin el menor atisbo de ser terroristas. Aunque esto no siempre es un recurso para conservar la vida en Palestina, pues Israel considera el hecho de ser palestino como un defecto para la vida.

Es así como llegaron los sucesos que desencadenaron la crisis actual. América Latina, cuyos países, integran o son observadores del Movimiento de Países no Alineados (MNOAL) han mantenido un discurso de condena o han insistido en la necesidad de una paz duradera en la región, como lo ordenó en su momento la propia resolución que creó los dos estados.

Pero en América Latina las posiciones políticas varían según los aires políticos de quienes estén en el poder, esto es, digamos, un síntoma característico de la región, que ha causado grandes penurias a sus pueblos. Sería interesante dedicar unas líneas a esta peculiaridad. Pero volvamos al tema en que nos ocupa.

Lo que ocurre por acuerdo común no es nunca un medidor de la opción política latinoamericana. Así ha quedado demostrado respecto al conflicto entre Israel y Palestina. En enero de este año se celebró la reunión anual de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en la que por mayoría se condenaba la brutal masacre que contra civiles cometen las fuerzas de ocupación israelí contra el pueblo palestino en Gaza. Pareciera que un dictamen  como esté fuera suficiente para hacer valer la posición mayoritaria, pero en América Latina no sucede así.

Por este motivo encontramos gobiernos que van desde posiciones radicales, al punto de romper relaciones diplomáticas, hasta otros que asumen una posición de alineamiento con el estado judío.

Las posturas han tenido como algo distintivo, aparte de la ideología, la personalidad de los líderes, la historia y la política interna de cada país. El primer país que rompió las relaciones diplomáticas con Israel fue Bolivia. Tomamos la decisión que creemos es la correcta, no se puede estar de espaldas a un genocidio, como el que se desarrolla en Gaza, expresó a los periodistas reunidos en conferencia de prensa, Luis Arce, el presidente de esa nación.

Chile, Colombia y Honduras llamaron a sus embajadores para consultas y Brasil y México han condenado el brutal despliegue militar de Israel con el elevado de número de civiles asesinados.

En los últimos tres meses, dos presidentes han mantenido una crítica constante y de denuncia en torno a lo que sucede en Palestina. Luiz I. Lula Da Silva y Gustavo Petro. El primero es un líder histórico latinoamericano. 

Aquí Desde su llegada al poder, gracias a una coalición de varios partidos que junto al Partido de los Trabajadores forman un gobierno variopinto y en el que el veterano político tiene que mover los hilos para no provocar la división, proceso en el que es un experto.

Y es precisamente esta situación la que ha hecho más valerosa su defensa de la causa palestina y sus duras críticas al gobierno judío. Sin enmascaramientos, Lula condenó en un acto público que tan brutal fue el ataque de HAMÁS contra los civiles indefensos en Israel como la respuesta del sionismo. Lula no esconde que lo que acontece en la Franja de Gaza es el mayor genocidio después del holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial, lo dice, sin medias tintas, y asume las consecuencias de sus actos, tanto a nivel personal como político. Muestra de esto fue la decisión del gobierno israelí de nombrar persona non grata al mandatario brasileño que no podrá pisar suelo judío nunca más. Y a nivel de país, se refleja en una retirada del tímido apoyo que el presidente había ganado entre la masa de votantes que son fervientes religiosos protestantes y que en su gran mayoría están a favor de las políticas de ocupación al pueblo palestino.

En cuanto a Gustavo Petro, es un rostro fresco de la política latinoamericana. Un hombre con un historial amplio, fue  guerrillero, cumplió condena y que ha fraguado su carrera política gracias a su astucia para avanzar en proyectos con interesantes. Además de su peculiar discurso de la paz. Es así como logra una contundente victoria electoral al frente del partido Frente de Todos, una alianza que nunca ha parecido duradera, pero que hasta el momento sigue funcionando.

Petro no se anda por las ramas, desafía el gran poder mediático interno y externo y asume posturas de condena a la masacre israelí en Gaza. Es muy activo en su red social de X, donde acumula millones de seguidores y desde donde vierte su opinión, aunque también lo hace en escenarios internacionales y en actos publico dentro de su país.

Luego de estas dos figuras, que destacan por la sistematicidad de sus críticas, y que por su peso político, es sumamente importante para hacer visible el horrible crimen que comete Israel en Gaza. Otros países como Venezuela,

Chile, Panamá, Nicaragua y Cuba han denunciado la barbarie y efectuado actos para hacer patente las diferencias. Por medio de las llamadas de embajadores, cartas a las sedes diplomáticas y denuncias  de altos funcionaros.

Destacable es la postura de Cuba, un país que actualmente es obligado a vivir bajo el asedio de fortaleza sitiada. Esto es por culpa del gobierno de Estados Unidos, que sostiene durante más de 60 años un embargo económico que afecta al pueblo. Cuba nunca suscribió el acuerdo de la ONU para la creación del estado de Israel y nunca ha establecido relaciones diplomáticas, por lo que no existen embajadas.

Costa Rica, el Salvador, Guatemala, el Uruguay y Argentina son los que  han estado, dado los intereses que defienden sus actuales gobiernos, en posiciones más conservadoras.  El caso más significativo es el de Argentina, un país que tuvo un cabio radical en su política internacional y aunque históricamente nunca ha sido un crítico fuerte de las políticas genocidas de Israel, al menos sus líderes en los últimos 20 años si han condenado o criticado la violencia con la que las fuerzas israelíes manejan la situación en la región.

Con el triunfo de Javier Milei al frente del partido Libertad Avanza, un rostro completamente nuevo en el panorama político latinoamericano y que se asume libertario, partidario de un liberalismo de nuevo tipo en donde campeen a su antojo las leyes del mercado. Milei realizó hace unos meses un viaje a Israel, cuestión que dejó sorprendido a muchos analistas, pero que demuestra la distancia que pretende darle a su gobierno respecto a sus antecesores. En Israel se entrevistó con funcionarios religiosos, visitó el Muro de las Lamentaciones, el lugar de culto sagrado del judaísmo, y coronó su estancia con el intercambio que sostuvo con el sionista y Primer Ministro Benjamin Netanyahu.

Demostró su apoyo a la brutal campaña militar que realiza Israel en Gaza y además dijo que trasladaría la embajada argentina para Jerusalén, acto que ocasiono un revuelo mediático en su país y otras partes del planeta.

Con este caso cerramos el análisis: como ha quedado demostrado más allá del acuerdo común, América Latina responde en su política exterior a premisas ideológicas, matizadas por los tópicos de derecha e izquierda. Con la región actualmente gozando de un repunte del progresismo de izquierda, al menos en países que tienen un peso importante en la economía mundial, es favorable que la correlación de condenas, críticas y rechazos al genocidio que comete Israel en Palestina.

LaLatina Media Production
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