Negritud en Honduras: un acercamiento a los garífunas

La costa caribeña de Honduras, país de Centroamérica, no solo es bañada por las corrientes del océano y los vientos que llegan provenientes del brazo del Atlántico que se conoce como mar Caribe. La ribera hondureña está contagiada de una historia singular contada por los habitantes más peculiares de la zona: las comunidades garífunas.

Su ADN comparte rasgos de los indígenas y africanos que se asentaron en la zona. Estos últimos lo hicieron hace aproximadamente 228 años. Estudios sobre su origen señalan que los garífunas son exponentes de una identidad racial y cultural que complementa en sus prácticas las costumbres de los pueblos ancestrales tanto de América Latina y el Caribe como de África.

En ese sentido, se caracterizan por una relación estrecha con la naturaleza y sus leyes, así como un sistema social fundamentado en el liderazgo y el intercambio comunitario. Por otro lado, la preservación de la lengua garífuna, los ritos y bailes, son aspectos que en 2008 la Unesco inscribió en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Ello ratifica el valor de los garífunas para la cultura hondureña y centroamericana.

Una mirada a la etnohistoria garífuna

Los datos históricos indican que la presencia de comunidades de origen africano en Honduras figura desde los primeros años de la colonización española en el continente. A diferencia de lo ocurrido en otros países, adonde los africanos eran llevados para trabajar en condición de esclavitud en plantaciones de caña de azúcar o café, los que llegaban a Honduras eran destinados a servir en las casas de familias adineradas y en las minas, principalmente de extracción de oro.

Estos africanos que se convertían en fugitivos tras huir de las condiciones de trabajo esclavo, en la mayoría de las ocasiones se establecían en comunidades indígenas. La mezcla entre indígenas y fugitivos de la esclavitud dieron lugar a una etnia conocida como miskitos, que también se caracteriza por la unión entre los indígenas e ingleses que comenzaron a ocupar la zona.

Por otra parte, los historiadores establecen el surgimiento del pueblo garífuna a fines del siglo XVIII, concretamente en 1797. Para ello, indican que los actuales garífunas que habitan en Honduras son descendientes de africanos establecidos en la isla de San Vicente tras un naufragio ocurrido en 1635, cuando eran transportados en barco hacia tierras continentales, y se mezclaron con los amerindios Arawak y Kalinagu.

Estos pueblos fueron deportados por los ingleses en 1797 hacia la isla Roatán, ubicada en las costas frente a Honduras, desde donde se asentaron en el litoral hondureño y ocuparon además parte de lo que actualmente es Guatemala, Belice y Nicaragua.

La Mancomunidad Garífuna de Honduras está integrada en la actualidad por un conjunto de municipios que se extienden por la costa del Atlántico, donde se preservan los principales asentamientos garífunas. Aunque no existen estadísticas concluyentes sobre el número de personas que pertenecen a estas comunidades, un informe de la organización no gubernamental Cristosal estima que existen entre 98.000 y 300.000 garífunas establecidos en los departamentos de Cortés, Gracias a Dios, Atlántida y Colón.

Aspectos relevantes de la cultura garífuna en la actualidad

De acuerdo con investigaciones, las comunidades garífunas se caracterizan por una raíz dual: los indios caribes y los pueblos africanos. Esta condición les hace ser portadores de tradiciones lingüísticas, culinarias, musicales y danzarías que combina lo mejor de ambas culturas.

A pesar de la imposición del español como idioma oficial de los pueblos centroamericanos, la lengua garífuna en Honduras –de la familia lingüística del arawak- continúa preservándose y transmitiéndose de generación en generación por medio de los cantos y los poemas orales que narran mitos y leyendas de los pueblos originarios, así como la enseñanza de ese idioma en las escuelas a las que asisten niños garífunas.

Las políticas de conservación de la lengua garífuna responden al llamado que hiciera la Unesco, al advertir que, en cuestión de un siglo, las lenguas no dominantes podrían desaparecer si los gobiernos no establecen lineamientos para evitarlo.

La cultura culinaria garífuna está dotada de una rica herencia. El sello peculiar de los alimentos garífunas es el aderezo con leche de coco. Los platos típicos se basan en toda variedad de pescados y mariscos acompañados de yucas o plátanos, como evidencia de la armonía en la relación entre el mar y la tierra.

Platos como el huduto, un caldo de pescado con leche de coco y plátano verde; el budinga, hecho con sopa de pescado y yuca, que es acompañada por plátano con salsa de coco; el tapado, un guiso de pescado, mariscos, leche de coco, hierbas aromáticas y plátanos verdes; el sere, un pescado bañado en salsa de coco que se sirve junto a yuca y plátano, son algunos de los exponentes culinarios más preciados de la cocina garífuna.

Desde el punto de vista musical, los ritmos garífunas mezclan elementos de los pueblos originarios indígenas y africanos. Para ello emplean instrumentos como el tambor, las marimbas y las maracas, y los cánticos aportan orientación para la construcción de canoas y viviendas de barro, las mejores maneras de pescar y de sembrar. Los cánticos son acompañados de bailes que se realizan preferiblemente al aire libre, en completo equilibrio con la naturaleza.

La identidad garífuna hondureña se expresa también en las celebraciones y festivales. En abril, por ser el mes en que arribaron los primeros garífunas a esas tierras, se conmemora el Día de la Etnia Garífuna que se celebra cada 12 de abril y el Festival de la Primavera Garífuna. Mientras, en noviembre se desarrolla el Festival Internacional de la Cultura Garífuna (Ficagua), el Festival Yurumein y la Semana de la Cultura Garífuna. En todos esos eventos, el pueblo garífuna expone sus aportes a la sociedad hondureña, posicionando su legado histórico y cultural.

Desafíos actuales de las comunidades garífunas hondureñas

A pesar de que los garífunas se establecieron en Honduras desde hace dos siglos y medio, su historia no ha estado exenta de luchas por el reconocimiento y reivindicación de sus derechos, en una sociedad que ha estado dominada por blancos desde el inicio de la conquista y colonización de América Latina y el Caribe.

En 2023, el Gobierno de Honduras declaró la Ruta Garífuna de la Mancomunidad homónima como una prioridad nacional. En ese sentido, fue aprobado un decreto no solo para promover el turismo en los territorios garífunas, sino para establecer políticas públicas orientadas a la preservación de la cultura de esas comunidades.

De igual manera, se realizó un llamado al respeto de los derechos humanos de los pueblos garífunas, que históricamente han debido enfrentar violaciones relacionadas con la discriminación, la exclusión y la desigualdad social, en especial por parte de compañías con intereses económicos y comerciales en sus tierras ancestrales, que han desplazado a muchos de los asentamientos garífunas.

En ese sentido, muchas comunidades garífunas que han sido despojadas a la fuerza de sus territorios, una vez que han intentado recuperarlos han sido víctimas de persecución y violencia. Estas cuestiones han sido denunciadas ante organismos internacionales de derechos humanos para reinvidicar los derechos de los garífunas sobre sus tierras ancestrales; pero aún la sociedad y el Gobierno hondureños debe trabajar mucho más en ese sentido.

lalatinaomeyma
lalatinaomeyma
Artículos: 41

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *