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Los latinos de descendencia árabe

El 6 de septiembre del 2023 tuvo lugar en el aula magna de la Universidad de Damasco la clausura de la quincuagésima Conferencia Extraordinaria de la Federación de Entidades Árabes en Países Latinoamericanos (FEARAB) en la capital de Siria, Damasco.

FEARAB América, creada desde hace casi 50 años, es una entidad civil, autónoma e independiente, no gubernamental, sin distinciones religiosas o políticas. FEARAB AMÉRICA, es representante de los expatriados árabes, en especial; sirios, libaneses y palestinos y sus descendientes en toda América Latina. Cabe destacar que en toda la geografía del continente latinoamericano hay más de 20 millones de latinos originarios de estos países.

Dicha entidad engloba organizaciones de Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Perú, Panamá, Venezuela y Uruguay. En la actualidad la presidencia de turno de FEARAB América le corresponde a Chile.

En palabras del presidente en turno de FEARAB-América, George Al-Alam, de Chile, dijo que «durante media década, FEARAB ha sido una voz para defender las causas justas y nobles» de los pueblos árabes. A su vez, George Al-Alam condenó «todas las agresiones y bloqueos injustos que causen daño a los pueblos».

El evento contó con la participación de 70 delegados de los ocho países latinoamericanos arriba mencionados. Los presentes instaron a respetar las leyes internacionales y los derechos humanos, y llamaron a abandonar las políticas de uso de la violencia, los bloqueos y el robo de recursos naturales.

La declaración expresó además repudio a todas las agresiones cometidas contra la soberanía de Siria, Iraq, Líbano, Libia y Palestina, y llamó a respetar el derecho a la autodeterminación de los pueblos. También ratificó el apoyo al establecimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén de capital y al derecho al retorno de todos los palestinos en la diáspora.

FEARAB América pone todo su esfuerzo en cumplir con compromisos de fomentar vínculos entre las entidades, comunidades y agrupaciones árabes de América Latina y el mundo árabe. Para llevar a cabo estos objetivos, realiza actuaciones de carácter político y cultural que tienen como fin concienciar y rescatar el legado

árabe del continente latinoamericano. Todo ello se enfoca en la integración de dichas comunidades de origen árabe, con todo su historia y su acervo cultural, en las sociedades de América Latina, basadas en el respecto, la legalidad y la no discriminación de ningún tipo.

Tiene como objetivos también realizar acciones que promuevan todo tipo de intercambio económico y comercial entre el mundo árabe y América Latina.

De sus tierras al exilio:

Las primeras migraciones de árabes registradas en América Latina se remontan a los años 1860-1914, cuando aproximadamente 1,6 millones de árabes llegaron a ciudades y pueblos de la región. Los escasos registros y la estigmatización de la época hacían imposible identificar los verdaderos orígenes de los emigrantes impidieron identificar los verdaderos orígenes de los migrantes. La mayoría poseía pasaporte otomano (Imperio Otomano), pues sus países y regiones de origen no existían como se conocen hoy. De hecho durante muchos años por este motivo se les llamo a todos los emigrantes árabes en Latinoamérica “turcos”. Posteriormente, finalizada la Primera Guerra Mundial, entre los años 1920 y 1935 se produce otra oleada de migrantes árabes que alcanzó el millón.

La diáspora palestina ocupa un lugar especial en América Latina, ya que en el corazón de cada país en ese extenso continente se erige una historia de esfuerzo, adaptación, integración y muchas veces de éxito, que la colonia palestina, así como la siria y libanesa, escribiría y sigue escribiendo hasta nuestros días.

Con la expulsión de los palestinos de sus tierras se generó un nuevo proceso migratorio, poco a poco se fueron estableciendo redes familiares e incluso vecinales que atrajeron a nuevos inmigrantes. Curiosamente, no sólo vinieron palestinos, pues conscientes de las posibilidades que se abrían en el continente americano, otros árabes se les unieron. De esta forma en los años 1948-1950 arriban entre 20 000 y 30 000 árabes a América Latina; de ellos, 51 % procedía de Palestina, 30 % de Siria y 19 % de El Líbano.

¿Cómo fue su distribución en los países de la región? En próximos escritos analizaremos esta cuestión en particular pues es interesante como en todo el territorio de Latinoamérica fueron asentándose comunidades árabes y

establecieron formas peculiares de convivencia, se convirtieron al cristianismo, impulsaron el comercio en las regiones más atrasadas, fundaron ciudades y conservaron los rasgos identitarios de sus lugares de origen.

Dentro de estos grupos de migrantes árabes los palestinos escogieron asentarse más al sur del continente en países como Chile y Argentina.

Chile la tierra de acogida

Chile es hoy el país que alberga la mayor comunidad árabe en el mundo. Nos concentraremos en este país porque es uno de los que posee datos concretos además de que sus gobiernos implementaron en momentos determinados políticas que propiciaron la adaptabilidad de los palestinos y árabes en esa tierra.

Se calcula que viven unos 600 mil descendientes de árabes en todo el territorio chileno. Dentro de esta comunidad abundan los descendientes palestinos.

Los palestinos provenían en su mayoría de ciudades cercanas a Jerusalén, como Beit Yala, Belén, y Beit Sahur (Molina, 2014), pero también de la propia Ciudad Santa o Ramallah y tal como se replica en otros países, las redes familiares y comunitarias promovieron nuevas migraciones de palestinos a Chile, impulsadas también por el deterioro gradual de la situación en la Palestina histórica. De hecho, la estructura familiar de tipo patriarcal permitiría la preservación de costumbres y tradiciones en las siguientes generaciones.

Un dato interesante es que en su mayoría estos palestinos provenían de Belén y Beit Yala, poblaciones predominantemente cristianas. De hecho, se calcula que hoy los chileno-palestinos triplican el número de cristianos que aún quedan en Palestina. Esta condición les permitió una fácil adaptación en un país que era eminentemente católico.

Aunque mucho menos significativa, también se registraron inmigrantes musulmanes palestinos. Estos tendieron a agruparse con los musulmanes sirios, mucho más numerosos, con el común interés de proteger su herencia cultural e identidad islámica, muy ligada a la preocupación de mantener la lengua árabe entre sus descendientes.

La comunidad palestina árabe fundaría centros recreativos y sociedades

culturales, colegios bilingües para el estudio y preservación del español y el árabe. Pero tanto a los palestinos cristianos como a los musulmanes los unía y los une una causa común el apoyo a la lucha nacional por la liberación de sus tierras.

Un hecho súper atractivo de lo que ha podido lograr la comunidad de exiliados palestinos en Chile fue la fundación en 1920 del Club Palestino, un centro comunitario que desde entonces organiza eventos sociales, culturales y deportivos, así como el famoso Club Deportivo Palestino de fútbol, que hoy juega en la primera división de ese país con los colores nacionales palestinos y en cuyo estadio Municipal, La Cisterna de Santiago, hondea la bandera palestina.

La generosidad de los países Latinoamericanos para con los exiliados palestinos ha quedado demostrada en diferentes etapas de las crisis vividas entre Israel y Palestina. Argentina, que también alberga una gran comunidad judía promovió la inclusión de los palestinos en su sociedad. Brasil en un principio se mantuvo al corriente, si bien no impidió la entrada de emigrantes árabes tampoco creo condiciones que propiciaran el establecimiento en sus tierras. Pero hace algunos años tras el inicio de conflictos en el mundo árabe con las invasiones occidentales en Afganistán, Iraq y Siria y posteriormente la activación del Estado Islámico, Brasil fue uno de los países que acepto el llamado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para dar abrigo a palestinos que vivían en Iraq y Siria que se vieron nuevamente desplazados.

Conclusiones

La comunidad palestina en América Latina supo adaptarse a las nuevas realidades de estas tierras. Aquí procuraron preservar sus costumbres, tradiciones e incluso su lenguaje. La familia fue y ha sido uno de los grandes pilares que les han permitido no perder el vínculo con sus raíces árabes palestinas. La conciencia colectiva que encierra la consanguineidad les permite continuar colaborando con los emigrantes que llegan, a los que les facilitan determinadas herramientas para permitir su adaptabilidad.

En la actualidad, la mayoría siguen considerándose palestinos, además de tener la nacionalidad del país que los acogió. Tanto la organización y activismo social de la comunidad, como el interés de las generaciones más jóvenes por redescubrir de sus propias raíces ̶ pese a la pérdida del idioma árabe y otros elementos

identitarios-, y, sobre todo, el activismo político hacia Palestina, hacen prever la permanencia de los lazos que unen a los miembros de esta comunidad, así como su interés por el devenir histórico del país de sus ancestros.

LaLatina Media Production
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